Skip to main content

En este artículo me propongo analizar las distintas circunstancias en las que nos vemos inmersos e inmersas a la hora de conducir un vehículo. Planteo reflexionar sobre las distintas conductas y responsabilidades en que cae el/la conductor/ra del vehículo y sus ocupantes, haciendo un análisis de las decisiones que se toman en algunos casos en particular, decisiones que convierten en enemigos a quien las toma o a todo objeto o persona que se transporta en él. Además, agrego el análisis del médico veterinario Máximo Facundo Quevedo López en relación al transporte de las mascotas.

 

Introducción

¿Quién es el/la responsable en un accidente de tránsito?

Acaecido un accidente de tránsito, es común que no se realice un análisis retrospectivo de la culpabilidad del hecho, en mi experiencia laboral anterior a Policía Judicial, cuando leía los relatos de las personas o en la atención al público, era moneda corriente escuchar que nadie era el/la culpable, siempre la frase era “me chocaron”, cuando había sido un siniestro por alcance.

Entonces ¿quién es el/la responsable en un accidente de tránsito? Hay mitos entre los/las usuarios/as de la vía que creen que algunas conductas o condiciones generan algún tipo de prioridad. Entre ellas, se encuentran: quién toca bocina primero; quién hace seña de luces; quién cruza a gran velocidad; quién se anticipa y coloca el frente del vehículo en la intersección; la prioridad de los vehículos de mayor porte sobre uno de menor tamaño; los vehículos de menor porte sobre los de mayor; la prioridad de los vehículos más nuevos por sobre los antiguos; los/las conductores/as más experimentados/as por sobre el resto; los/las conductores/as de mayor edad por sobre los de menor edad; etc.

Para responder a la pregunta anteriormente planteada, nos remitimos a la ley de tránsito Nº 9.169, la que en su artículo 37 reza: “Los usuarios de la vía, están obligados a comportarse de forma que no entorpezcan la circulación ni causen peligro, perjuicios o molestias innecesarias a las personas ni daños a los bienes.

En particular, el conductor debe proceder con la diligencia y precaución necesarias para evitar todo daño propio o ajeno, cuidando de no poner en peligro tanto al mismo conductor como a los demás ocupantes del vehículo y al resto de los usuarios de la vía. Está terminantemente prohibido conducir de modo negligente o temerario.

El conductor que posea la prioridad en la circulación no deberá ceder dicha prioridad, más que en los casos previstos en la ley y en su reglamentación”.

Ahora bien, ¿cómo es realmente esa prioridad que tantos mitos ha creado? La ley estipula en su artículo Nº 52 [1]Ley Provincial de Tránsito No 8560, Texto Ordenado 2004., que “en las intersecciones, la prioridad de paso se verifica siempre atendiéndose a la señalización que la regule”, y en caso de falta de señalización, “el conductor está obligado a cederle el paso a los vehículos que se aproximen por su derecha”. No queda al libre azar la interpretación de la señalización ni los casos previstos en los que la derecha pierde su prioridad. Se nos presentan aquí dos cuestiones a desarrollar, en primer lugar hay una jerarquía en las señales de tránsito, y por el otro, está la jerarquización de prioridades cuando no rige la regla del que circula por la derecha en la intersección.

Respecto a la prioridad de paso, también se prevé que, “cuando el que gozara de prioridad pudiendo haber evitado el accidente, y no lo haga deliberadamente, será responsable”.

 

En este artículo desarrollaré en primer instancia cómo es la jerarquización de la señalización específica, siendo la de mayor jerarquía la autoridad competente (señales de los agentes de tránsito); luego se encuentran las señales circunstanciales de obra (cartelería identificada con color naranja); en tercer lugar se encuentran las señales lumínicas o dinámicas (semáforos); en cuarto lugar se encuentran las señales verticales (cartelería clasificada como prevención con color amarillo, reglamentaria con color rojo e informativas con color azul o verde); y en último lugar las señales de demarcación horizontal (líneas continuas, discontinuas, leyendas de pare en la calzada, flechas informativas, senda peatonal, etc.).

En segunda instancia, analizaré los supuestos en que se pierde la prioridad de paso teniendo la derecha en la intersección. Ellos son: tienen prioridad los/las que circulan por vías pavimentadas respecto de los/las que circulan por calles sin pavimentar; los vehículos que circulen por rieles tienen prioridad sobre los/las demás usuarios/as; los/las que circulan por las rotondas sobre los/las que pretenden ingresar a la misma, siendo que los/las que salen de la rotonda, deben hacerlo desde el carril externo y anticipando la maniobra; finalmente el/la que sale del paso a nivel respecto al/la que circula al costado de las vías férreas (suena lógico pensar que se busca evitar que, quien se encuentra sobre el paso a nivel, quede detenido sobre el mismo, aunque la actividad férrea en Córdoba sea escasa).

Respecto a la prioridad de paso, también se prevé que, “cuando el que gozara de prioridad pudiendo haber evitado el accidente, y no lo haga deliberadamente, será responsable” [2]Inc. 3 Art. 104 Ley 9.169. Fuera de la ley, de la posible jurisprudencia y a opinión de quien suscribe, considero que las mejores decisiones en la conducción de vehículos, son las que emanan desde la razón y la lógica. Analizar las posibilidades y determinar cuáles son más racionales. Un ejemplo de esto, sería: si detengo mi marcha en una intersección, aunque tuviera la derecha, no retomaré la marcha hasta asegurarme que ese acto no entorpezca la circulación de otro/a usuario/a que ya se encuentra en esa condición. Otro caso similar, podría darse cuando observo que hay un vehículo con intenciones de atravesar la vía por la que yo circulo, y además, diviso que más adelante tengo un semáforo en rojo y que inevitablemente me detendré. Aunque yo tenga prioridad de paso, si las condiciones para mi detención no significan un peligro para otros usuarios que me anteceden, puedo detenerme y ceder mi prioridad de paso, en pos de mejorar la fluidez del tránsito en general. De igual modo podría suceder con un/una peatón que se encuentra en el centro de la calzada o sobre el cantero central, logrando que mi detención saque al/la peatón de la situación de peligro que significa estar en el centro de la calzada y así contribuir a los principios de fluidez y seguridad).

¿Mitos o verdades? Algunos mitos urbanos de la conducción

¿Se puede girar a la izquierda en una esquina semaforizada?

Es común percibir fuertes bocinazos en las esquinas cuando un vehículo pretende girar a su izquierda e incorporarse a una vía, pero ¿es correcta esa maniobra? La realidad es que no, una vía de doble sentido de circulación con semáforo con luz verde, nos habilita para avanzar o doblar a la derecha en su defecto, y únicamente se puede girar a la izquierda si la intersección semaforizada tiene una luz verde para tal maniobra. Si la intersección donde se pretende girar a la izquierda no se encuentra semaforizada, se puede girar a la izquierda, siempre teniendo prioridad de paso quien circula en el sentido contrario. Cabe destacar que, realizar una maniobra de giro y cambiar de vía de circulación, me hace perder la prioridad de paso en la intersección, aunque tuviera la derecha.

¿Tiene prioridad quien coloca la luz de giro respecto del que circula en el carril al que pretende incorporarse?

Esta maniobra es muy común entre los/las usuarios/as de la vía, quizás con mayor frecuencia en los vehículos de mayor porte (una imposición ridícula, sabiendo que el daño mayor será para el de menor porte). No obstante ello, colocar la luz de giro no otorga permiso para cambiar de carril. La norma de tránsito busca dos principios fundamentales, estos son: el principio de fluidez y el principio de seguridad. Entorpecer la circulación de los demás usuarios atenta contra estos principios y, además, es la misma ley la que prevé esta prioridad de paso.

La norma de tránsito busca dos principios fundamentales, estos son: el principio de fluidez y el principio de seguridad.

 

El/la que circula por una avenida ¿tiene prioridad por sobre el resto de las calles?

En la provincia de Córdoba, como en la mayoría de las provincias de Argentina, no hay una jerarquización de calles estipulada que otorgue prioridad de una por sobre otra, salvo la situación contemplada en los supuestos de calles de tierra respecto a las asfaltadas. Del mismo modo sucede en las calles de doble sentido de circulación respecto de las de un sentido de circulación, la prioridad sigue siendo del vehículo que tiene la derecha, salvo que haya señales que la regulen.

El/la que hace marcha atrás ¿siempre tiene la culpa?

La maniobra de retroceso está contemplada para situaciones particulares. Tal es así que, la maniobra hacia atrás está prohibida, salvo en los casos en que no sea posible marchar hacia adelante o cambiar de dirección o sentido de marcha. Esta maniobra se debe realizar siempre con el menor recorrido posible, lentamente, de manera advertida y con la seguridad de que no se entorpecerá la circulación de los/las demás usuarios/as. Pero la misma ley que la regula, también indica que los vehículos que preceden al que realizará la maniobra de retroceso deben detener su marcha y permitir que el vehículo efectúe el estacionamiento y, luego de que termine dicha maniobra, podrán reiniciar su marcha.

¿Conozco todas las señas en el lenguaje del tránsito?

Es común observar cuando nos antecede un vehículo en una ruta que nos enciende una luz de giro para indicarnos que podemos sobrepasarlo. Pero lo que no se tiene en cuenta es el peligro que implica no comprender cómo es esta advertencia.

Para indicar que el vehículo que me precede puede sobrepasarme, debo encender la luz intermitente de giro hacia la derecha, de este modo, la seña que le hago al que circula por detrás es que mantendré mi derecha. Por otro lado, debo encender la luz intermitente de giro hacia la izquierda para indicar que no puede sobrepasarme. Muchos usuarios interpretan que esto es al revés, pero ¿qué pasaría si el vehículo que circula delante de mí tiene intenciones reales de doblar a su izquierda? Seguramente colisionaríamos en el carril contrario, generando aún más un peligro para la circulación de terceros.

La libre circulación

Muchos usuarios y usuarias consideran que el uso de los carriles es absolutamente libre y, mientras más carriles tenga una vía, más opciones tengo para decidir por dónde voy a transitar. Y la realidad es que, tomar la decisión de circular por cualquier carril, sólo entorpece el tránsito y genera mayor inseguridad vial.

Los conductores y conductoras de automóviles y vehículos especiales (máquinas agrícolas, de obra) no pueden circular por banquinas, salvo razones de emergencia, cuando en rutas vemos que máquinas agrícolas se pasean por la banquina como Don Juan por su casa y que, ni hablar de que en muchos casos invaden los carriles de circulación, infringiendo las normas.

Hay muchos supuestos que se encuentran asentados en la ley. Entre ellos:

  1. Que los conductores y conductoras deberán circular por la derecha en las calzadas con doble sentido de circulación y dos carriles, estén separados o no por marcas viales.
  2. Que, en las calzadas con doble sentido de circulación y tres carriles, deberá circular por su derecha, pudiendo utilizar el carril central para adelantar, volviendo al de la derecha inmediatamente luego de la maniobra, y en ningún caso, podrá circular por el carril izquierdo respecto del central ni para adelantar ni para circular.
  3. También se contemplan los supuestos fuera de zona urbanizada, donde se deberá circular por el carril situado más a la derecha, pudiendo hacer uso de alguno de los demás carriles de igual sentido, siempre que no entorpezca la marcha de otro vehículo; tampoco podrá circular a menor velocidad que la de operación de su carril.En las calzadas con tres o más carriles en mismo sentido de marcha, los/las conductores/as de vehículos pesados o especiales y el conjunto de vehículos, deben hacerlo por el carril que se encuentre a la derecha de la calzada, utilizando los demás carriles para adelantamientos, debiendo regresar al carril luego de la maniobra.En este supuesto me detengo para ejemplificar en las conductas que vemos a diario en nuestra Avenida de Circunvalación Agustín Tosco, en donde la mayoría de los usuarios y usuarias optan por usar el carril que quieren, sin respetar esta normativa vigente. La mayoría de los conductores y conductoras, por seguridad, optan por usar el carril central de Circunvalación, sin considerar el resto de los usuarios y usuarias, y no sólo no respetan la normativa en ese aspecto, sino que lo hacen a baja velocidad, quizás hasta menor a la permitida.

    Ahora bien, estas conductas deberían de ser erradicadas y concientizar que, el carril que se debe utilizar como principal, es el de la derecha e ir optando para sobrepasos los otros dos carriles, destacando que el carril del extremo izquierdo, debería usarse para transitar a la máxima velocidad permitida en esa vía.

    Esto también se puede advertir en la autopista Córdoba-Carlos Paz, lo que genera en la circulación un zigzagueo por parte de los conductores para poder sobrepasar a los demás vehículos. Otra conducta que se visualiza es que dos conductores viajan a la misma velocidad pero en carriles distintos, generando congestión y un cuello de botella en el único carril que queda libre.

  4. Otras cuestiones que se deben tener en cuenta sobre la circulación es que la misma debe ser permanente en un único carril y por el centro de éste, debiendo anticipar las maniobras de cambio de carril con la luz correspondiente de giro. Tener en cuenta que, en los casos en donde hay vías destinadas para el uso exclusivo de determinados vehículos, no puede ser de libre elección usar dicha vía. No se debe pisar y atravesar las líneas continuas longitudinales y no se puede circular pisando las líneas longitudinales discontinuas, salvo para una maniobra de cambio de carril.

¿Cuánto planificás un viaje y qué llevar?

El estrés diario, la rutina, los problemas laborales o personales, terminan siendo motivos por los cuales en tiempos libres queramos ir de viaje para distraernos.

En lo personal, la planificación termina siendo una cuestión organizativa sólo del destino del viaje y qué llevamos. Cargamos el vehículo hasta donde no dé más y mientras más seamos, más económico el viaje y menos vehículos utilizamos, siempre es mejor (por supuesto que el límite de capacidad del vehículo manda). Y es en este momento donde uno o una debe hacer la mayor planificación del viaje, pero jamás se hace.

En las dinámicas de los movimientos de un vehículo al transitar, pueden ocurrir sucesos indeseados y con malos resultados (ya sea por los propios traslados, frente a un accidente, frenada, etc.). Es inevitable no mencionar a la propiedad de la Física conocida como “inercia”. Es la propiedad que tienen los cuerpos de mantener su estado de reposo o movimiento en que se encuentran. Esto no solo sucede con los y las ocupantes de los vehículos, sino que también ocurre con cada objeto o cosa que transportamos. Cuando un conductor o conductora decide frenar bruscamente, los y las ocupantes tienden a continuar con el movimiento que tenían previo a la maniobra de frenado, razón por la que se debe usar el cinturón de seguridad y los dispositivos para bebés y menores de edad correctamente.

Con los objetos que transportamos sucede exactamente lo mismo y esto puede generar peligros tanto por lo que puede ocasionar ese objeto que se transforma en proyectil o por la misma distracción que le ocasiona al conductor o conductora. Un ejemplo de ello sería que en el asiento del acompañante decido dejar suelto el celular, freno de golpe y el celular va a tender a caer en el piso del acompañante. Cuando detecto eso, agarro rápidamente el celular para que no se caiga, pero esta maniobra me lleva tener la atención en el teléfono y no en mirar hacia adelante para ver qué sucede mientras manejo. Este accionar, así de simple como parece, se complicaría bastante si en vez de un teléfono fuese un/una menor de edad que no lleva colocado el cinturón de seguridad o bolsas de compra o maletas sueltas; ya la capacidad de poder agarrar el objeto en el movimiento de inercia que experimenta se dificulta, haciéndolo casi imposible.

Este es el punto en donde debemos planificar qué llevaremos en el viaje y cómo lo llevaremos. Sería oportuno tratar de no llevar nada suelto en el habitáculo que pueda llegar a experimentar los movimientos explicados anteriormente, o, en caso de llevarlos, buscar la forma de sujetarlos adecuadamente, por ejemplo, si decido llevar el bolso matero suelto, puedo pasar el cinturón por alguna de sus tiras y atarlo directamente al sistema de sujeción del cinturón de seguridad, eliminando así toda posibilidad de que ese elemento vaya a moverse ante una maniobra inesperada.

La tarea de planificar tampoco termina en la cuestión de dónde transportar los objetos. Un objeto, mientras mayor peso tenga, más resistencia o fuerza tendrá que ejercerse para cambiar ese estado de inercia que trae. Entonces, si no tengo en cuenta el peso de esos objetos cuando me transporto, estoy viajando con un arma en el baúl o en el habitáculo, y lo desconozco. Partiendo de la base de que los dos componentes que me regulan ese peligro son: por un lado, el peso del material, y por el otro, y quizás más importante que el anterior, la velocidad. Mientras más rápido yo conduzca, mayor es la fuerza que tendré que detener cuando ese objeto quiera continuar con su inercia. Es ahí cuando la estructura del vehículo es la que debe soportar los esfuerzos de los objetos que transporto. Por ejemplo, si decido transportar bolsas de cemento en el baúl y termino llevando 450 kilos, el vehículo me va a soportar esos esfuerzos como carga normal, pero, si yo freno de golpe o tengo un accidente y choco con otro vehículo, el que va a soportar ese esfuerzo posiblemente sea el respaldar del asiento trasero, y no es una pieza preparada para soportar ese esfuerzo, pudiendo colapsar o deformarse. De esta manera, podrá darse que la carga pase al habitáculo, generando el peligro de que quienes estén allí, sufran un aplastamiento con las bolsas de cemento. Esto mismo se puede replicar con los tubos de GNC y demás elementos que se agregan a los vehículos. Con esta explicación no se pretende que no se puedan transportar ciertos objetos, pero como conductor o conductora responsable de las acciones que se determine hacer, se puede optar por tomar recaudos, como ir a una baja velocidad y así disminuir el riesgo que implica.

¿Sos amante de los animales?

Del mismo modo en que hablamos de los pasajeros y pasajeras y de los objetos a transportar, podemos analizar cómo transportamos a nuestros animales, ya que la mayoría de las personas hoy tienen fuertes sentimientos hacia ellos y los mismos forman parte de la familia. Y, aunque podría parecer inofensivo, es vital entender que la forma en que transportamos a las mascotas, no sólo pone en peligro la seguridad de ellos, sino que también aumenta significativamente los riesgos para todos los pasajeros y pasajeras en el vehículo.

…es vital entender que la forma en que transportamos a las mascotas, no sólo pone en peligro la seguridad de ellos, sino que también aumenta significativamente los riesgos para todos los pasajeros y pasajeras en el vehículo.

 

En una entrevista que mantuve con el médico veterinario Máximo Facundo Quevedo López (Mat. P. 1773), reuní información sobre el cuidado de las mascotas y los mecanismos de transporte de forma segura, lo cual me permitió unir criterios con perspectivas tanto desde la veterinaria como desde la seguridad vial. A continuación, detallo algunas de estas recomendaciones [3]Información derivada de la charla con el médico veterinario Máximo Facundo Quevedo López (Mat. P. 1773).:

La seguridad de las mascotas es responsabilidad de los/las dueños/as y de quienes deciden transportarlas:

Asegurar a tu mascota en el automóvil no es solo un acto de responsabilidad, sino también de afecto. En caso de un accidente o una frenada brusca, un animal no asegurado se convierte en un proyectil que puede causarse lesiones graves a sí mismo y/o a los y las ocupantes del vehículo.

Cuanto más rápido conducís, mayor es la fuerza de impacto en caso de un choque. Sin el cinturón de seguridad o un canil adecuado, la probabilidad de que tu mascota resulte herida se multiplica. Incluso una frenada brusca puede hacer que un animal no asegurado salga volando, ocasionándole lesiones graves o la muerte. Sin considerar lo traumático que podría ser esto para la mascota, aún sin ser despedida.

En lugares con carreteras sinuosas, como la provincia de Córdoba, los riesgos son incluso mayores. Las curvas pronunciadas y las pendientes hacen que el control del vehículo sea más complicado, lo que aumenta la probabilidad de accidentes. Un animal suelto en el automóvil puede convertirse en una distracción adicional y empeorar la situación.

Cómo asegurar a tu mascota

Afortunadamente hay formas sencillas de mantener segura a tu mascota en el automóvil. Utiliza un cinturón de seguridad especial para mascotas o un canil diseñado para automóviles. También podés usar una rejilla divisoria si tu mascota viaja en la parte trasera del vehículo. No expongas a tu peludo amigo a riesgos innecesarios. Garantizar de que estén correctamente atados en el coche, es esencial para su bienestar y para cumplir con las normas legales. Aquí explicamos todo lo que se necesitas saber para su transporte:

Arnés de Seguridad o Pretal:

Un arnés de seguridad o pretal para mascotas es una pieza fundamental. Asegurate de que sea cómodo para tu mascota y que se ajuste correctamente. Debe sujetar al animal de manera segura, pero sin apretar. Se debe evitar que una mascota se mueva libremente dentro del vehículo. Esto no solo la protege, sino que también previene distracciones para la persona que conduce, reduciendo el riesgo de accidentes. No se debe usar collares en el automóvil, ya que pueden causar lesiones en el cuello en caso de un frenado brusco o accidentes.

Caniles y Rejillas Divisorias:

Los transportines, comúnmente llamados caniles, son ideales para mascotas pequeñas o medianas. Siempre que uno/una se cerciore de que estén bien sujetos en el coche para evitar que se muevan en caso de un choque. Para perros más grandes, una rejilla divisoria en la parte trasera del vehículo puede ser efectiva para mantenerlos en una zona segura.

Cuando deseamos viajar en familia, es vital recordar que nuestras mascotas confían en nosotros para mantenerlas seguras en todo momento, incluso en el automóvil. Tomar medidas para asegurar su bienestar es un acto de amor y responsabilidad. Además, respetar las leyes locales es esencial para evitar problemas legales y garantizar la seguridad de todos y todas en la carretera.

Conclusión

Este artículo se escribió con la intención de nutrir a los y las lectoras, conductores/as o no de un vehículo, con la intención de generar la tarea de reflexionar, para que consideren qué decisiones de las que toman son responsabilidad de cada uno y cada una y no de terceros/as.

Comprender que somos nuestros propios enemigos y enemigas con cada decisión que tomamos, ya sea por realizar una mala maniobra o por qué y cómo transportamos objetos/mascotas en el vehículo.

Cuando viajamos con nuestros seres queridos o con objetos que nosotros mismos decidimos llevar, y no lo hacemos de la manera correcta, eso se convierten muchas veces en elementos que terminan agravando los resultados no deseados.

Es fundamental saber que no es sólo tirar los bolsos en el baúl y viajar, es importante tener en cuenta muchas otras cosas. Por ejemplo, tener la previsibilidad de razonar que si ese equipaje es pesado, no puedo transitar a elevadas velocidades; hacer el ejercicio de actuar en la toma de decisiones de la forma más racional posible; o que simplemente esas decisiones tiendan a aportan al principio de fluidez y de seguridad; concientizarse de que en las carreteras con tres o más carriles en el mismo sentido de circulación no se debe caprichosamente tomar cualquiera de ellos, sino más bien mantener la derecha hasta que la situación indique lo contrario; como también respetar la circulación que mantienen otras personas.

Sin dudas, la educación vial debe ser una realidad que se lleve a cabo, pero no en búsqueda de recuperar puntos como consecuencia de haber infringido normas, sino para evitar que, en un futuro, quienes tienen el poder de conducción, no produzcan accidentes que terminen en una tragedia.

La responsabilidad de estos hechos de tránsito puede recaer sobre el conductor o conductora, otras veces en terceros/as o en los/las transportados/as, pero por lo general termina siendo la persona que conduce el/la responsable de los accidentes.

En la actualidad, es una realidad que se le reprocha al conductor o conductora cuestiones que le fueron aprendidas en su mayoría por su propia experiencia, enseñanzas de algún familiar, amigo o amiga, lo que pudo haber leído en la guía del buen conductor, pero en cuestión de seguridad vial, es un tema que parece ser poco importante en la agenda de la educación. Sin embargo, debería ser una materia a desarrollar en la educación de los niños y niñas, y los y las jóvenes, para que al momento de ser quien tome las decisiones mencionadas, esté lo más capacitado/a posible.


Bibliografía

– Legislatura de la Provincia de Córdoba (2004). Ley 9169. Recuperado el 3 de octubre de 2023.

Referencias

Referencias
1Ley Provincial de Tránsito No 8560, Texto Ordenado 2004.
2Inc. 3 Art. 104 Ley 9.169.
3Información derivada de la charla con el médico veterinario Máximo Facundo Quevedo López (Mat. P. 1773).